martes, 22 de septiembre de 2020

SCARFACE CALENTANO

SCARFACE CALENTANO

 

martes, 10 de septiembre de 2019

La música de la Tierra Caliente


En la Tierra Caliente del estado de Guerrero se cultivaron, de manera preferente, dos formas musicales: el son y el gusto. Hubo quien compuso e interpretó marchas, paso dobles, corridos, música fúnebre y más. Las chilenas, otro género musical, se aclimataron en la Costa Chica; también se dejaban oír en la Grande.

Existen indicios de que los sones y gustos ya se tocaban a mediados del siglo XIX; no se conservan los nombres de sus autores y de los artistas que las cultivaban; se sabe que el son de La rabia ya se ejecutaba en los tiempos de la invasión norteamericana, por allá del año de 1847. Ese son aún se escucha, ejecutado por músicos viejos, en algunas regiones. No todos lo conocen o pueden tocar:

El son calentano está emparentado con la forma musical que bajo ese mismo nombre se ejecutan por tríos en la Huasteca. En los estados de Veracruz y Michoacán también se cultiva esa forma musical con el uso del arpa.

Los gustos, derivados de los sones, son una forma musical más lenta y, por lo mismo, descansada para los interpretes y bailadores. Al parecer surgieron en razón la necesidad de dar recreos periódicos a ambos. No llegan a la lentitud de los paso dobles o marchas; ni, mucho menos, a la de los corridos; estos, cuando menos en la región, no eran bailados. Los gustos, por regla general, tienen letra. Los sones, rara vez la tienen.

La forma como se bailan los sones en la Huasteca y en la Tierra Caliente del estado de Guerrero son similares. Los bailadores hacen el zapateado solo durante la ejecución de los adornos; en el resto, cuando los músicos cantan y tocan el tema principal, se limitan a realizar pasos que van acordes con el ritmo de la melodía. Los adornos son muchos o se reiteran en función de los buenos bailadores. Es la sensibilidad del interprete la que determina su duración o reiteración.

Los conjuntos musicales de la Tierra Caliente se integraban por dos violines, un primero y un segundero, una guitarra séptima, una guitarra panzona y una tamborita. El segundero, a pesar de su nombre, no llevaba la segunda voz; se atravesaba ejecutando melodías propias y diferentes.

Los conjuntos calentanos se diferenciaban de los grupos de arpa grande que se organizan y actúan en la Tierra Caliente de Michoacán y Jalisco; están integrados por dos violines, un arpa grande y dos guitarras. Los conjuntos huastecos se integran con tres elementos: un violín, jarana y guitarra.

En la Tierra Caliente del estado de Guerrero hubo músicos notables. No se conservan los nombres de los autores e intérpretes del siglo XIX que, al parecer, introdujeron el son; no se sabe quién fue el inventor de los gustos, ni de cuándo lo hizo. Sí se conocen los nombres de algunos de los compositores y ejecutantes que vivieron y actuaron a fines de ese siglo y principios del XX. Los viejos recordaban los nombres de Antonio Don Juan, Dolores y Miguel Alonso, de San Miguel Totolapan, compositores y violinistas sobresalientes. Una malagueña y un son dan testimonio de lo refinado del arte de don Dolores Alonso; no se conocen los nombres de sus autores:

Por 1960, los viejos músicos también recordaban a don Juan Bartolo (1847-1929), de Corral Falso, municipio de Ajuchitlán. Por no pocas razones lo consideraban como el máximo compositor e interprete de su tiempo; tocaba el arpa. Se le atribuye la autoría de sones y gustos. Se le consideró como autor de muchos versos. Una muestra de ello son los siguientes:
Todos quieren ser empleados
y vivir sin trabajar,
le tienen miedo al arado,
la tarecua es el jornal;
el clero, por otro lado,
haciendo su capital.
Don Juan Bartolo compuso, sin lugar a duda, el Gusto Federal, que refiere el triunfo de la República sobre el Imperio en 1867; en él mostraba su incertidumbre ante el panorama político en que vivía e indignación ante la falta de respeto a la ley máxima: la Constitución de 1857.
Todos dicen viva, viva,
yo no sé quién vivirá.
Unos que viva el Gobierno;
otros que la libertad.
El Gobierno está en un brete,
según estoy comprendiendo.
Ya formaron su templete
para estarse divirtiendo
de la Ley del cincuenta y siete.

Escribió o compiló versos llenos de gracia y picardía; de lejos se veía que era un viejo alegre:
Venía un güilo corriendo
llegó a la tesorería,
halló a un ciego escribiendo
lo que un mudo le decía,
y que un sordo estaba oyendo
para contarlo otro día.
Todo aquel que sale a andar
y de su casa se aleja,
no es fácil que vuelva a hallar
su mujer como la deja,
solo que sea muy legal
o ya se caiga de vieja.
Al pasar por la plazuela
me dijo una fonderita:
ya me quebró la cazuela
ahora quiébreme la ollita,
deme fuerte aunque me duela
que al cabo el dolor se quita.
Llegó a la región y se aclimató en ella un viejo son: El Maracumbé o Mariacumbé, de indudable origen africano; se tocaba y toca en otros estados de la república; los calentanos lo adaptaron a la región y le dieron características propia; ahí se oyó el siguiente verso; este únicamente se explica en un contexto en que no había educación sexual:
Este es el Maracumbé,
el rey de todos los sones;
adoración de mujeres;
y perdición de los hombres.
Cuando las mujeres quieren,
hasta preguntan por dónde. 
El otro grande de la música calentana fue don Isaías Salmerón Pastenes, (1888 o 1891-1942) de Tlapehuala. Fue un gran violinista, compositor y alcohólico. Algunos recuerdan su gusto El paño, que compuso a raíz de la traición de una fementida de nombre María Ignacio.

Junto a ellos hubo otros grandes compositores e interpretes como Ignacio Rivera, Eulogio Varela; José Ma. Arteaga, Isauro Salanueva, Silvano Cruz y Tranquilino Dionisio Maquinar, alias El Picado; posteriores a ellos estuvieron Juan Reynoso, Filiberto Salmerón y Bardomiano Flores, que fallecieron hace algunos años.

A pesar de las escasas comunicaciones, a principios del siglo XX, los versificadores calentanos parece que estaban politizados, muestra de ello son los siguientes versos:

Basta de tanto dolor,
Basta de tanto quebranto;
¡Que viva la libertad!,
sí, pero no la chinguen tanto.

Todos estamos rendidos
a tus leyes, nada más.

Gobierno, la paz te pido
por el poder en que estás.

Oye, Gobierno querido,
¿por qué no pones la paz?
En México y en sus estados
ya no se oye decir más,
solo en Guerrero han quedado
la injusticia y la maldad;
donde habitan los agravios
no puede reinar la paz.
Los calentanos, así se llama a los nativos de la Tierra Caliente, también compusieron canciones, una de ellas, de autor anónimo, tal vez un semianalfabeta, pero no carente de inspiración, fue capaz de escribir y componer:

Suave como el volar de una paloma,
dulce como el trinar de un ruiseñor,
blanca como las gotas de rocío;
así es tu amor y así es también el mío.

Ven, dame un beso, y calmarás el llanto
de esta pobre alma que llorando está;
nunca te olvides de este hombre que te ama tanto.

Por Dios, mi amor, no me olvides jamás;
por Dios, mi amor, no me olvides jamás.
Estas notas se escriben como un reconocimiento, que llega a los linderos de homenaje, a los hermanos Tavira que recientemente se alzaron con un triunfo, muy merecido, en sus presentaciones en diferentes foros de Francia, en especial en el Museo Branly (Véase Proceso, 2189, de 14 de octubre de 2018).

Los hermanos Tavira son nietos, por lo mismo, descendientes directos, de don Juan Bartolo, de quien se ha hablado anteriormente. Sobre ellos ha recaído la responsabilidad de preservar, como un arte vivo, el cultivo de los sones y gustos. Lo han hecho con dignidad y altura. Organizaron un conjunto a la usanza antigua y así se dieron a la tarea de rescatar el tesoro artístico de los calentanos, en general, y de sus ancestros, en particular. No se han limitado a ser interpretes, también son compositores que cultivan esos géneros musicales; son preservadores de los valores que heredaron de sus mayores.

Los hermanos Tavira, en el estado de Guerrero, han dado muestras de su elevado nivel profesional; han interpretado sones y gustos acompañados por la Orquesta Sinfónica de Acapulco.

Es una desgracia que ya no viva su hermano mayor don Martín Tavira Uriostegui, abogado, escritor, pedagogo y músico; murió recientemente. Él descendía de los más notables músicos calentanos; era nieto de don Juan Bartolo, por parte de su padre y nieto de don Asunción Uriostegui, por parte de su madre. Don Martín escribió una biografía de su abuelo don Juan Bartolo, de reciente aparición.

Don Chón Uriostegui, como era conocido, fue un notable violinista y compositor. Como se asienta en la obra Tierra Caliente, Guerrero, Sones y gustos (Elisur Arteaga Nava, Laura Trigueros Gaisman y Sergio Charbel Olvera Rangel, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2014, de donde se tomaron las partituras y versos; véase también la página: httpsonesygustosdetierracaliente.blog.mx), en 1928 a él se le escuchó el siguiente verso del gusto de La Ignacia:

Por más búsquedas que se hicieron no fue posible saber quién fue el autor de ese gusto; tampoco se localizaron los restantes versos.

En fin, con los hermanos Tavira y con otros conjuntos, existe la esperanza de que esas formas musicales, el son y el gusto, no desaparezcan, cuando menos en esta generación, lo que ya es mucho pedir en este mundo tan cambiante.

fuente: http://www.siempre.mx/2018/11/la-musica-de-la-tierra-caliente/
autor: Elisur Arteaga Nava

viernes, 23 de noviembre de 2018

Cuando el ingrediente secreto del mezcal es el pollo crudo

Pollo y en botella: un mezcal sólo apto para carnívoros
El mezcal es una bebida alcohólica de alta graduación que compite con el tequila por el trono de la bebida nacional de México. Lo que quizás mucha gente no sabe es que hay una variedad de mezcal que se elabora con —atención— pechuga de pollo. O de pavo

Para muchos mexicanos y en particular en Guerrero el mezcal es “la bebida de los dioses”. Originario de Oaxaca, aunque ahora extendido por todo el país, lleva más de 500 años produciéndose y bebiéndose en entornos humildes.

A día de hoy, tanto el mezcal tradicional como el mezcal de pechuga son bebidas artesanales muy caras fuera de México. Por ejemplo en España, su precio puede alcanzar los 160€ ($3,701.22) por 70 cl (0.7 litros); en México, al rededor de 12€ ($277.59 ).

Se toma en caballitos y a besitos. Sin hielo y sin aderezos. Y aseguran que a los sabores de madera y sal, de tierra y miel, la pechuga les da más potencia y cuerpo. Dice la cultura popular que el mezcal te atrapa poco a poco pero sin pausa. Afortunadamente para algunos, existe el mezcal de pechuga vegano y el mezcal convencional sin carne.

Alcohol y carne, el dúo preferido de muchos. ¿Por qué añadirle carne a una bebida alcohólica? No es un caso excepcional. Muchas bebidas alcohólicas contienen productos o aromas de origen animal sin que se especifique en la botella. Por ejemplo, algunos refrescos usan glycerol de origen animal, otros usan la cochinilla para darle un color rojos y los zumos con omega-3 contienen aceite de pescado.

El mezcal se elabora con las piñas del agave, tradicionalmente tostadas bajo tierra. De ahí ese sabor ahumado tan particular. Se extrae su zumo, se fermenta y se destila dos veces para que, como se dice en México, no te emborraches, sino que te pongas mágico.

Pero para conseguir el mezcal de pechuga hace falta destilado un más, durante el que se colgará encima del alambique de barro una pechuga cruda. Así, los vapores de la destilación del agave se impregnan del sabor de la carne. También se añaden frutas, cereales y frutos secos. Y no, no sabe a pollo.




con formación: https://www.nvinoticias.com/nota/33421/cuando-el-ingrediente-secreto-del-mezcal-es-el-pollo-crudo

 

jueves, 22 de noviembre de 2018

puesto en servicio por el Puente Cutzamala


En mayo de 1964 fue puesto en servicio por el presidente de la República el Puente Cutzamala, el que une a Ciudad Altamirano con Riva Palacio Michoacán.

Fue durante periodo del presidente Adolfo López Mateos, por ese motivo la confusión que se llama como el presidente, la verdad, es que, hay una placa de bronce donde se establece que el nombre es: Puente Cutzamala.

Quise poner esta capsula cultural por si alguien quiere corroborar personalmente que existe esa placa y también, porque en la región hay una ola de robos de placas de bronce y antes de que se la lleven, por lo menos que haya fotografía.

Dicen que el presidente Adolfo López Mateos, por la mañana preguntaba a su secretario:

¿Qué toca hoy? ¿Viaje o vieja?

La razón es que fue un presidente viajero y muy galán. No me atreveré a decir "viejero" por temor a las protestas feministas y me pase lo del Jefe Diego.

El general Cárdenas en su visita el 4 de febrero en Tlalchapa

La fotografía es de la página Cultura Tlalchapa.

Sobre el Día de Tlalchapa hay varios textos que circulan en Internet.

Les quiero compartir un texto poco conocido, es la versión escrita del general Cárdenas en referencia a esa visita que se celebra en la actualidad el 4 de febrero en este municipio.

5 DE FEBRERO DE 1966

Ciudad Altamirano, Gro. Visitamos ayer a las 13 horas la población de Tlalchapa, Gro., con los ingenieros Pérez Ávalos, Paz Tejada, Mariano Rivas, arquitecto Pérez Palacios, diputado S. Santamaría, J. Guadalupe García. El profesor José Gutiérrez Galindo, director de la Revista Cuauhtémoc, invitó a visitar Tlalchapa, lugar de su origen.

Ha demostrado positivo interés por beneficiar a su pueblo natal y a las comunidades de la zona.

Y veremos de ayudarlos en todo lo que sea posible. Los vecinos nos atendieron con efusiva gentileza.

Se nombraron comités que trabajarán por la realización de las obras que son indispensables para el progreso de la población: escuelas, agua potable, irrigación, caminos, campo aéreo, salubridad, línea telefónica, etcétera. Regresamos a las 21 horas. Recorrido: 38 km, Altamirano – Tlalchapa y regreso: 76 km.

7 DE FEBRERO DE 1966

Ciudad Altamirano, Gro. Ayer a las 17 horas regresamos a Arcelia, después de recorrido por la zona afectada por la presa Palos Altos, Gro.

A las 12 horas de este día 7, después de visitar el antiguo hospital, que se va a adaptar para la escuela secundaria, y celebrar una reunión con los vecinos de Arcelia en la Presidencia Municipal, en que se habló de las obras de ingeniería sanitaria, escuelas y demás en Arcelia para su mejor desarrollo, salimos hacia Tlalchapa, siguiendo la ruta Ejido Cuauhtémoc, Tecomatlán y San Juan, llegando a las 14 horas a Tlalchapa.

Se repitieron las atenciones del vecindario que manifestó su reconocimiento al gobierno por la atención que se le va a dar a lo más indispensable: agua potable, escuelas, caminos, etcétera. Cuentan ya con corriente eléctrica. Regresamos a esta ciudad de Altamirano a las 22 horas.

14 DE AGOSTO de 1967

En C. Altamirano, Gro. Con nuestro estimado amigo profesor J. Gutiérrez Galindo visitamos hoy Tlalchapa, su pueblo natal, por el que está promoviendo mejoras con un empeño ejemplar.

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Lázaro Cárdenas: Apuntes. Una selección"
Lázaro Cárdenas Del Río.
Universidad Nacional Autónoma de México Centro de Estudios de la Revolución Méxicana Lázaro Cárdenas, A.C. México. 2003

Recortes de datos de la historia de la orfebrería en Tierra Caliente

(La fotografía es de Ciudad Altamirano)


Del libro "Entre dos mundos: artesanos y artesanías en Guerrero", de Alba Guadalupe Mastache Flores y Elia Nora Morett Sánchez. (Colección Científica)

De acuerdo con nuestros informantes, al inicio de la década de los treinta en la región de Tierra Caliente, en especial en Pungarabato -hoy Ciudad Altamirano y en Coyuca de Catalán, había una mayor actividad en este campo, funcionando varios talleres con operarios.

La tradición del trabajo de oro en estas localidades parece ser más antigua y arraigada que en Iguala, tal vez por su cercanía con la zona aurífera de Placeres del Oro, donde la explotación de este metal se remonta a la época prehispánica.

Varios orfebres originarios de Tierra Caliente emigraron a Iguala durante los años treinta, aumentando así la importancia de la orfebrería en esta ciudad. Algunos tenían varios trabajadores, quienes en muchos casos -al pasar del tiempo- se independizaban y fundaban su propio taller.

Un orfebre nos comentó que "En Ajuchitlán se trabajaba también el oro; trabajo bonito todo a mano; pero ahí no había, más que cuando mucho, tres talleres. Ahora ya no hay".

En general, fue muy difícil que los artesanos entrevistados dieran información de la situación y características de esta artesanía antes del impacto de la industria de la platería en esta actividad.

De la Peña apunta que "...en Pungarabato y Coyuca de Catalán... aumentó también el número de operarios durante la guerra para duplicar la producción, con 150 orfebres en Pungarabato y cerca de 50 en Coyuca", y agrega: "En la actualidad [1948], funcionan nueve talleres con un total de 97 operarios en [Pungarabato], y cinco en Coyuca con 27 operarios ...", pero nada nos dice acerca del periodo previo

Algunos de nuestros informantes mencionan artículos que eran muy solicitados hace tiempo, pero que después cayeron en desuso, como un tipo de cadena larga, común en los años veinte: En ese tiempo se usaban unas cadenas grandototas, que daban vuelta y se amarraban a un lado con un prendedor de oro; era cadena de eslabones, no de cuentas. Cuando salían las muchachas ricas en Altamirano, llevaban sus cadenas largas de varias vueltas y agarradas con el pendiente. Ha de haber sido como en 1920, después se dejó de usar.

Una práctica común para abastecerse de oro fue, por mucho tiempo, la compra de monedas de este metal, de diversas denominaciones: monedas chicas de dos, diez o 20 pesos, y de preferencia de centenarios. "En ese entonces, todo el oro que se trabajaba eran monedas que se fundían para hacer las piezas ... aquí en todos los talleres se fundían los centenarios: entre más grande era la moneda estaba menos ligada ... aguantaba más liga."

Un orfebre muy anciano de Ciudad Altamirano señala que, en esa región: ...cuando en tiempo de moneda, cuando había mucha moneda sí se usaba para fundir ... cuando Venustiano Carranza, pero mucho del oro que se trabajaba en este lugar ... se compraba en Placeres del Oro ... era oro de la mina y lo afinaba uno y lo ligaba. Otro artesano de este lugar menciona que: ...hacia 1957 el oro se compraba en el banco y el oro de Placeres del Oro ... era poco, sólo unos 30 o 40 gramos a la semana ... todos los que juntaban el oro [de Placeres), lo vendían a una sola persona, que venía a venderlo a Altamirano. y agrega que alrededor de 1960 dejaron de llevarlo: "...ahora es algo rarísimo que traigan oro de allá".

Al respecto, son interesantes los datos que consigna De la Peña (1949:464): ...en el estiaje se dedican a esta actividad numerosos campesinos, por los arroyos de la ladera de la montaña, desde Placeres del Oro a Totolapan. Se les paga a tres o cuatro pesos el gramo, de acuerdo con su pureza ... es una actividad poco productiva y a ella se consagran las familias ... cuando no hay otra ocupación ... pero con el mejor nivel de vida de estas gentes, ya pocas se interesan en el oro de Placeres ... También comenta (p. 434) que "...en Coyuca de Catalán, desde 1938, los orfebres compran oro de 24 quilates directamente en los bancos, o al comercio local, encargado de su distribución a 5.85 o seis pesos el gramo"
 

Tacambaroplain, un rincón de Michoacán en Bélgica



Julio I. Godínez Hernández

En la comunidad de Oudenaarde, se levanta una pequeña plaza que rememora la participación de soldados belgas durante la Segunda Intervención Francesa en nuestro país.

A pesar de estar ubicado en uno de los parques más elegantes de Bruselas, el viajero que en su recorrido por Europa cruza apurado esta capital rara vez se detiene a visitar el Museo Real del Ejército y de Historia Militar de Bélgica. Ignora que ahí dentro, colgando entre armaduras, indumentaria castrense, viejas piezas de artillería y modernos aviones de combate, se encuentra una extraña pieza de arte que da cuenta de un evento histórico que tuvo lugar en el estado de Michoacán —a más de 10 mil kilómetros de distancia de ese lugar— y que este mes de abril cumple 150 años de haber enlazado extrañamente la historia de este pequeño país europeo con la de México.

En el óleo del pintor francés Charles Dominique Oscar Lahalle titulado La légion belgue au Mexique (La legión belga en México), de 1869, se observa un contingente de soldados que marcha con sus mochilas de campaña y sus fusiles al hombro levantando una tolvanera. A los hombres rubios que portan uniforme azul, gorra de campaña, botas negras y cubre botas blancas, no se les alcanza a distinguir totalmente la expresión de su rostro, pero sí un abundante bigote y una barba tipo Napoleón III que por esos años parecía estar de moda.

En la información que acompaña el cuadro no se especifica dónde tuvo lugar aquella escena, tampoco si el pintor fue testigo de esa marcha militar o si fue recreada a partir de las memorias de aquellos hombres. Sin embargo, con maestría, Lahalle da cuenta del recorrido que las tropas comandadas por el mayor Constantin Tydgadt —muy probablemente uno de los dos mandos que encabezan la columna montada a caballo— llevaron a cabo a través de territorio mexicano. [OBJECT]

Al mirar el cuadro, el fortuito visitante no puede dejar de hacerse varias preguntas: ¿Qué hacía una columna de hombres que hablaban francés y un idioma muy parecido al alemán llamado neerlandés, en México en una guerra que no era la suya? ¿Qué fue lo que motivo aquella presencia de la legión belga en lo que denominaron "la aventura mexicana"?

EN LA REGIÓN DE FLANDES

A 74 kilómetros de Bruselas y del Museo Real del Ejército y de Historia Militar que guarda la intrigante pintura de Lahalle, se escuchan 11 campanadas. Una tras otra se escapan de la torre del hermoso edificio gótico del ayuntamiento de Oudenaarde. Es la mañana de un soleado día de primavera en el norte de Bélgica, en la región de Flandes. He llegado hasta este lugar siguiendo la única sugerencia que me hizo el GPS cuando escribí las primeras letras del nombre del pueblo michoacano de Tacámbaro: Tacambaroplain. Extrañamente, el resultado apareció como la primera sugerencia del sistema de navegación satelital.

Fue justo aquí, en esta localidad de poco menos de 30 mil habitantes famosa por su creación de monumentales tapetes hechos en telares, de donde aquella legión de soldados rubios partió en 1864 para combatir en la famosa Batalla de Tacámbaro, la cual tuvo lugar el 11 de abril de 1965.

Acordé encontrarme esta mañana con Michiel Bauters, un joven historiador que acaba de concluir su tesis doctoral acerca de la participación que tuvieron los habitantes de Oudenaarde en la Segunda Intervención Francesa en México. A nuestra cita para conocer a detalle la pequeña ciudad y la Plaza Tacámbaro, Bauters ha llegado puntual.

En un café que mira a la Grote Markt (la gran plaza), donde se ubica el edificio del ayuntamiento con su magnífico reloj y su impresionante torre culminada en una corona labrada, Michiel me dice que hace varios años se interesó por el estudio del contingente que viajó a México, tras descubrir que justo en el lugar donde se ubica la Plaza de Tacámbaro se habían llevado a cabo otros eventos bélicos.

"Desde hace mucho estoy interesado en la Primera Guerra Mundial —comenta el joven historiador entre un sorbo de café y otro—, así que decidí investigar para mi tesis de maestría acerca de las memorias de la Gran Guerra aquí en Oudenaarde. Casi todos sabemos aquí que justo en donde se ubica la Plaza Tacámbaro ocurrieron batallas de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en un momento me pregunté: ¿por qué seguimos recordando solo las dos guerras y casi nadie sabe nada sobre lo ocurrido en México? Así que decidí investigar".

Luego de contarme algunos datos históricos de las dos guerras mundiales, como el arrollador paso de los alemanes en su avance hacia Francia, Michiel me invita a caminar hasta la plaza por la que he venido hasta aquí. Dice que en 1864, cuando gobernaba el rey Leopoldo I de Bélgica, padre de Carlota Emperatriz de México, en esta comunidad de antiguas abadías se localizó una base militar a donde llegó un nutrido grupo de voluntarios que había sido convocado por el capitán Alfred Vander Smissen. Estos hombres provenientes de todo el país formarían el contingente que viajaría a México para, principalmente, proteger a la hija del rey y apoyar a Maximiliano de Habsburgo, quien un año atrás había sido coronado como emperador, pero que en ese momento se encontraba urgido de huestes para combatir a los rebeldes republicanos.

"En Bélgica —asegura Bauters— la noticia del reclutamiento de voluntarios no cayó muy bien. Incluso existieron líderes que se opusieron rotundamente a enviar soldados inexpertos a México, al considerar que se violaba la Constitución belga con el envío de las tropas". Según varias versiones, los muchachos apenas habían recibido un entrenamiento muy básico en el uso de equipo militar, como los fusiles Enfield que portaban.

Sin embargo, los mandos militares decidieron que la guardia de la emperatriz sería formada por dos mil hombres. Así, para el 13 de enero de 1865, Vander Smissen había logrado reclutar a dos mil 87 voluntarios, quienes decidieron participar en aquella campaña con la promesa de un pedazo de tierra en México o en Bélgica, y una buena pensión tras su participación en la contienda. "De todo el contingente, solo 16 eran oriundos de esta localidad de Oudenaarde", me dijo el historiador cuando llegamos a la Tacambaroplain donde se encuentra el hermoso monumento que diseñó el escultor belga William Geefs en 1867.

SOLDADOS DE OPERETA

El 14 de octubre de 1864, los primeros 600 hombres partieron de aquí al puerto francés de St. Nazaire, adonde llegaron el 1 de noviembre para abordar el vapor La Louisiane. Luego de un largo viaje, el 13 de noviembre —se lee en un detallado artículo del historiador belga Serge Noirsain— el contingente arribó a Veracruz; sin embargo, no sería sino hasta el 10 de diciembre de ese año cuando los belgas entrarían en la Ciudad de México para estacionarse por primera vez a un costado del Castillo de Chapultepec. Por su parte, el resto de la legión belga, comandada por el mayor Constantin Tydgadt y el propio teniente coronel Vander Smissen, viajaría entre noviembre de 1864 y enero de 1865.

Una vez en México, cuenta Noirsain, las tropas se sintieron frustradas por no ver mayor acción que la dedicada a cuidar el Palacio Imperial de Chapultepec. "Los soldados pasaban sus días realizando monótonos ejercicios militares y escuchando las hazañas de los franceses, quienes se burlaban de los belgas llamándolos soldados de opereta", escribió el historiador.

No obstante, una vez que los ataques anti-imperialistas de los seguidores de Benito Juárez se acrecentaron, los soldados belgas fueron dispuestos en Michoacán en seis columnas. El grupo del mayor Tydgadt estuvo compuesto por 300 hombres y fue enviado a la ciudad de Tacámbaro. Curiosamente, durante mi visita a Oudenaarde, Hilde Avet, del equipo de conservación del museo de la ciudad, me diría que ninguno de ellos era originario de esa ciudad.

Al enterarse de la presencia de tropas extranjeras, el general juarista Nicolás Regules se dirigió hacia Tacámbaro y sorprendió al ejército belga en la madrugada del 11 de abril. "El combate comenzó en campo abierto, pues el comandante Tydgadt dio las instrucciones de que saliera un grupo de tiradores a la plaza, por lo que el primer enfrentamiento se dio en las calles —escribió la historiadora mexicana Erandi Arenas Sánchez, quien conoce el tema a la perfección—. Debido a que el enemigo era mayor en número, pronto tuvieron que resguardarse (los belgas) y se concentraron en la iglesia del pueblo, lugar que los puso en desventaja y donde después de algunas horas de combate capitularon".

En el encuentro, durante el cual según algunas versiones los mismos hijos del general Regules fueron utilizados como rehenes, murieron 26 belgas, entre ellos el comandante Tydgadt y el barón Jules Ernest Chazal, hijo del ministro de guerra de Bélgica.

MIRANDO A MÉXICO

Siglo y medio más tarde de que tuvieran lugar aquellas acciones, y a más de 10 mil kilómetros de distancia, una comitiva del gobierno del municipio de Tacámbaro, encabezado por el presidente municipal Roberto Gaitán Huerta, llegó a Oudenaarde el jueves 23 de abril pasado para encabezar una serie de actos que recordaron la participación de las tropas belgas en México. El grupo de invitados mexicanos pagaba así una visita que una comitiva belga, encabezada por el mayor de la ciudad Marnic De Meulemeester, había realizado a principios de abril al pueblo mágico michoacano para inaugurar la Plaza Oudenaarde.

Michiel Bauters dice desconocer cuántos belgas se quedaron en México tras su participación en la Segunda Intervención Francesa y cuántos hombres lograron regresar a Oudenaarde. Sin embargo, Hilde Avet, quien me mostró la exhibición instalada para la conmemorar la participación de los belgas en México, me contaría que hubo una mujer mexicana que hace un tiempo los contactó buscando su pasado, "quería saber si teníamos información sobre su tatarabuelo, quien contaban que era belga; desafortunadamente no pudimos ayudarla", me dijo.

El sábado 25 de abril un desfile militar tuvo lugar en la Plaza Tacámbaro como parte de las actividades para recordar a la legión belga en México. Ahí, Eva Rules, encargada de turismo de la ciudad, me dijo que desde que el monumento blanco del escultor belga William Geefs fue instalado ahí en 1867, efectivamente ha visto pasar momentos históricos de la ciudad y del país. Se trata de una mujer recostada en actitud de duelo sobre un globo terráqueo que lleva una hoja de laurel y una corona de olivos; curiosamente, aquella mujer mira al horizonte, en dirección a México.

fuente: http://www.milenio.com/estilo/tacambaroplain-un-rincon-de-michoacan-en-belgica